sábado, 28 de noviembre de 2015
DESCRIPCION DE UN SUEÑO
Me
encontraba regando las plantas del jardín mientras observaba la
llegada del otoño. Flores de todos los colores florecían formando
un gigantesco arcoíris y las hojas de los arboles caían al suelo
armando un relajante sonido. Mientras el sol se escondía, el cielo
se iba oscureciendo y unas espesas nubecillas tapaban el rosado cielo
haciendo el paisaje más espectacular. Los alegres animales se iban
refugiando en los altos y verdes arboles mientras la noche se abría
paso. En pocas palabras, era un día magnifico.
Desafortunadamente
sonó la campana de Viola que indicaba que la cena ya estaba lista.
Eso significaba abandonar el jardín. Con cara de pocos amigos pensé
en las consecuencias que tendría no ir a cenar: tardarían minutos
en encontrarme y recibiría la bronca del siglo. Así que decidí
evitar tal desastre y ir a cenar. Pero cuando me iba yendo para casa
alguien me tocó el hombro por detrás, me giré y una mujer
aproximadamente de ochenta años me sonrío. Tenía el pelo blanco,
con un tono plateado, recogido exactamente como lo solía llevar mi
madre. No era muy alta pero tampoco muy baja. Su cara era redonda y
tenía unas facciones tristes y envejecidas. Tenía los labios finos
y pequeños, pero bien marcados, que dejaban entrever una hilera de
perlas. El color azabache de sus ojos, grandes y redondos,
armonizaban con su oscura ropa. No sabía quién era, pero su cara me
resultaba muy familiar, y su presencia me causaba una extraña calma
interior. Entonces me dijo:
-Calpurnia,
querida, no dejes que planifiquen tu vida. No tengas miedo de nada ni
de nadie. Persigue tus sueños, no te desanimes. Tienes que luchar
por lo que más quieras y no rendirte bajo ningún motivo. Y si es
necesario, cambiar tu destino. Lo peor de todo en la vida es mirar
hacia atrás y arrepentirse de no haber tomado el camino que te hace
feliz.
No
olvides mis palabras y tenlo siempre en cuenta.
No
me dio tiempo a responder cuando ya se había marchado. ¿Quién era?
¿De dónde había salido? Y sobretodo ¿Por qué me daba esos
consejos?
Tenía que averiguarlo como fuera. Entonces escuche la voz de mi
madre gritarme, cada vez más y más cerca. Tan cerca de mi oreja que
exclamé:
-¡Ya
basta! - Y entonces me desperté y me di cuenta de que estaba en el
sofá del comedor y que todo había sido un sueño, un maldito sueño.
Parecía tan real. Pero la cara de esa anciana me era demasiado
familiar y su misterioso mensaje se me quedó grabado en la mente
como un disco rayado.
De
pronto se me iluminó la bombilla, fui corriendo al segundo cajón de
la habitación de mi madre y saque el álbum familiar. Entonces la
vi, era ella, mi abuela. La abuela que nunca había conocido y de la
que tanto me habían hablado, se me había aparecido en un sueño y
ni siquiera la reconocí. Que vergüenza, era la peor nieta que se
podía tener.
EL COMIENZO DE LA IMAGINACIÓN
En
1899 ya habíamos aprendido a dominar la oscuridad, pero no el calor
de Texas. Nos levantábamos de noche, horas antes del amanecer,
cuando apenas había una mancha añil en el cielo oriental y el resto
del horizonte seguía negro como el carbón.
Pero
el 12 de Febrero de 1899 no fue así, no me levanté por el calor,
sino por el extremo frío que tenía. Salí de mi habitación
tiritando para ir a la de mis padres, pero no los encontré allí.
Todo me parecía muy extraño, porque a mí siempre se me ha
desvanecido el sueño antes que nadie. De repente empecé a oír
voces, cuanto más me acercaba a la puerta, más fuerte se oían los
gritos fuera. Abrí la puerta y de inmediato un golpe de frío me
dejó helada allí mismo. Sentía que mis pies estaban clavados en el
suelo, no me sentía las manos ni tampoco la cara, lo que tenía ante
mis ojos era impresionante. Toda la gente llevaba abrigos, bufandas y
guantes mientras hablaban al mismo tiempo. Parecían histéricos.
Estaban rodeados de un paisaje ajeno al que yo conocía, el suelo
estaba oculto por la nieve y las hojas de los árboles estaban
cubiertas de hielo, entre gritos pude oír algunas palabras como ''el
fin del mundo'' o ''la señal de dios''. Cuando se dieron cuenta de
que estaba observándolos, callaron, y mi madre entre la multitud me
gritó abrumada que entrará en casa y cerrará la puerta. Yo
asustada lo hice sin reproche alguno.
Aquella
pobre gente creía que el excesivo frío que hacía y la exagerada
nieve que cayó, eran una señal del fin del mundo, tengo que admitir
que yo también me lo creí, pero que queríais que pensará, era una
niña. Y lo seguimos pensando hasta que después de quince días
atemorizados y aislados del mundo, volvió el habitual clima de
Texas. Ese día todo el vecindario salió para celebrarlo. Los
sacerdotes del pueblo llegaron a la conclusión de que el intenso
frío que hizo tan sólo era una prueba de muchas que Dios nos
concedería. Por otro lado estaban los científicos, que tenían su
teoría, según ellos se produjo un cambio de temperatura en la
atmósfera. Esta idea no fue muy aceptada por los creyentes,
incluidos mis padres, ya que no creían que existiera ninguna
atmósfera. Yo
simplemente no sabia que creer, y lo dejé en el olvido.
YO, AUTOR
Me
llamo Jacqueline Kelly y nací el 1964 en Nueva Zelanda. Cuando era
muy pequeña mi familia se mudó al Oeste de Canadá, exactamente a
Vancouver. Crecí en la densa selva tropical de esa maravillosa isla.
Desde pequeña ya tenía
una gran afición por los libros, me encantaba leer. Una de las
primeras obras que pasaron por mis manos fueron la serie de libros
del Doctor Dolittle, un clásico de la literatura infantil inglesa.
Otro clásico que me leí fue “El viente entre los sauces” de
Kenneth Grahame, una fábula que cambió mi punto de vista hacia los
animales.
Unos
cuantos años más tarde, mis padres decidieron mudarse a un desierto
de Texas llamado El Paso. No os podéis ni imaginar lo que me costó
digerir la noticia cuando mis padres me lo dijeron. Me pasé semanas
sin dirigirles la palabra, ni siquiera les miraba a la cara. El calor
de mi nueva ciudad no era normal, hacia tanta calor que la llamaban
“La Ciudad del Sol”, pero finalmente me fui acostumbrando.
Otra
cosa que no os he contado es que me apasionaba y me sigue apasionando
la ciencia, por esa razón decidí estudiar Biología en la
Universidad de El Paso. Cuando me licencie en Biología, me trasladé
a Galveston para estudiar Medicina en Centro Médico de la
Universidad de Texas. Practiqué la medicina durante unos años y
luego volví a la Universidad de Texas para estudiar Derecho. Ejercí
de abogada unos años más.
Finalmente,
me di cuenta de
que lo que realmente me hacia feliz era la escritura.
En
2001 escribí mi primer cuento que fue publicado en “Mississippi
Review” (un gran orgullo para mí). En 2009 publicaron mi primera
novela, la cual escribí con mucho entusiasmo dedicada a mis padres y
a mi esposo, “La evolución de Calpurnia Tate” que fue premiada
en 2010 con la “Medalla Newbery” logrando así un gran éxito
internacional.
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