jueves, 3 de diciembre de 2015

DIEZ AÑOS DESPUÉS

Durante estos últimos diez años he ido evolucionando y me he ido haciendo más y más fuerte. Nunca me importó ser la rara de la familia e incluso del pueblo, y hasta este momento me sigue sin importar. Diez años después, sigo siendo la misma Calpurnia de siempre. Amante de la naturaleza, de los animales y de la ciencia. Siempre luchando por lo que más quiero. Y sobretodo luchando por no acabar como la mayoría de mujeres de Texas, o como mi madre, casadas y con once hijos que alimentar. Hecho que me haría pasar catorce horas en la cocina con dolores de cabeza.
Aprovechando que estamos hablando de mi madre, os voy a contar que durante los últimos años ha intentado por activa y por pasiva emparejarme con algún chico de familia acomodada del pueblo. Pero yo fui más lista que ella y pensé en una estrategia para librarme. Mi estrategia consistía en espantar a cualquier posible pretendiente para mí. ¿Y cómo lo iba a hacer? Pues muy fácil. Debía comportarme como una verdadera grosera, maleducada y pesada. Cosa que no me costaba para nada, al contrario, me entretenía muchísimo ver las caras de angustia que se les quedaba a mis futuros esposos. Pues, ¿Quién se querría casar con una chica que se tiraba eructos y pedos en la primera cita?¿Qué al hablar te dejaba la cara llena de escupitajos? Y sobretodo ¿Qué se pasaba horas y horas hablando sobre la diferencia de excrementos que existían entre Didelphis Virginianas? Nadie, y no lo digo porque me haya dado la gana, lo digo porque está científicamente comprobado. Pues hasta ahora diecisiete chicos han salido corriendo, sin mirar atrás, después del primer encuentro. Cosa que me alivia y a la vez enfurece a mi madre. Ahora, mi próxima meta es entrar a la Universidad, me lo había propuesto y como todo hasta ahora lo tenía que cumplir. Por mi abuelo y por mí misma. Solo quedaba enfrentarme a mi madre.